Hermano:
Los
labios con que has mentido
hoy
son mis labios, olvidada la voz,
la
zarza ardiente, el polvo
del
camino de Damasco.
Es
de madrugada.
Como
un fantasma entra a mi cuarto
una
anciana rezando el rosario
detenido
en los misterios dolorosos.
Y
todavía me bendice.
Afuera,
en la noche del mundo,
de
nuevo canta el gallo
tres
veces por mí.
Alberto Lauro
Cuba
Holguín,
1959
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