La vida
ha traspasado los
olvidos
en cada estante de
la noche.
Hundida
en el fracaso de
un sueño esquivo,
la siento fustigar
en sucesivas
imágenes
que el espejo
disloca.
Visito su choza
de puertas
giratorias;
entro y salgo
de las vísperas y
de los futuros encuentros
con la muerte que
acecha.
Pasajera
de instantes
insufribles,
logra rozar mis
manos
para robarme
el hemisferio
habitado
y dejarme hueca,
sólo multiplicada
por esas aguas
que copiarán a
otros
cuando yo me vaya.
Argentina
Buenos Aires, 1966
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