Pirueteó con los chopos y la
luna,
desnudó el alma gitana
aguitarrada,
lanzó versos, música y teatro
a las gentes,
desacopló Nueva York y sus
demonios,
mostró a la mujer en su más
alto valor,
lloró, denunció y luchó por
el pueblo,
poetizó la campiña, el aire y
el mar,
floreció entre braceros,
campo y soledad,
gozamos su colosal
clarividencia.
La tierra sigue reteniendo
sus restos,
mas no nos urge sepulcro
donde llorar,
porque nunca se marchó, brota
por doquier.
Su luz continúa alumbrando al
mundo,
su voz sigue guiándonos en la
oscuridad.
Antonio Gómez Hueso
España
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Torredonjimeno, Jaén 2 de agosto de 1953
2 comentarios:
El fin del poeta, pero que núnca se borrará su huella.
Genial Antonio!!
Besos
Gracias, José Manuel (y a Trini también).
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